Odio constructivo

el camino del amor, la sensibilidad y la autoayuda

24.3.05

 

Échele kerosén, Ramírez.¹

Odio los carbones húmedos, sus bolsas de papel tan difíciles de romper con la mano pero tan sensibles al agua, las cositas esas que parecen pastillas para inodoros barbies pero no, son para encender el fuego. Los odio, casi tanto como a los guantes que intentan que no te ensucies las manos cuando prendés el fuego.
Odio el viento que le gana inexorablemente al tiraje de la chimenea, convirtiendo todo el territorio en un campo humeante de batallas finalizadas.
Odio que la persona que hace el asado use los dedos como pinza y se los chupe.
Odio la resaca del carbón, las cenizas tibias que no se mojan para no hacer humo -pero que nadie sabe muy bien donde poner hasta que se enfríen- y entonces reposan ahí como un cuero cabelludo canoso, tibio y grasiento por 3 horas como mínimo.
Odio que el plano horizontal del asador,después de habérsele encontrado destino a las cenizas, y una vez lavado y desodorizado, se llene espontáneamente de macetas con helechos y hortensias.
Odio no saber si ésto último es bueno o malo en parámetros de feng-shui.

¹ Nombre de un blog ajeno, que alguna vez quiso ser.

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