Odio constructivo

el camino del amor, la sensibilidad y la autoayuda

1.12.05

 

No será amor, pero.

Odio los celos exacerbados que no se terminan de expresar; el afán de posesión incontrolable y consistente; la mediocridad del juego de las mil conjeturas cuando el sujeto objeto del deseo está fuera de la mira; las infinitas formas de manifestar la ansiedad de la espera (desde la angustia oral hasta la automutilación de sacarse granitos); los esporádicos raptos de autocompasión en intermitencia con momentáneos lapsos de razón omnipotente; la facilidad con que se instala la calma gracias a pequeños y azarosos signos; la incapacidad para dominar la angustia y los infantiles esfueros para lograr una apariencia de equilibrio, aceptación y seguridad que están tan lejos de ser reales como Mercurio de Andrómeda. O más.
Odio mirarme al espejo, algunas veces.

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